Científico oriundo de La Pintana dona mano biomecánica al mundo

Científico chileno radicado en EE.UU. estuvo en la última versión del Congreso del Futuro mostrando su más celebrado invento: la “bestia cibernética”, una mano biomecánica para niños elaborada en impresión 3D de bajo costo. Próximamente regresará a nuestro país para participar de una serie de eventos relacionados con educación, tecnología y emprendimiento en Santiago, Viña del Mar, Antofagasta, Osorno y Valdivia.

Siempre quiso hacer algo importante. En las noches, recuerda, pensaba en cómo lograr este objetivo, pero la pobreza de su entorno lo hacía dudar que conseguiría cumplir sus aspiraciones. Sin acceso a Internet o a un computador, decidió seguir adelante a pesar de los obstáculos. Fue así que Jorge Zúñiga, oriundo de La Pintana, consiguió estudiar Educación Física en la Universidad Católica Silva Henríquez en Santiago (1999-2003), donde se enamoró de los ramos de ciencia y salud.

 

Según indica Explora, desde entonces no paró. Tras encantarse con la fisiología profundizó en las ciencias y llegó a fascinarse todavía más con las posibilidades de la biomecánica. Un amigo le presentó a quien se convertiría en su esposa, ciudadana estadounidense quien lo incentivó a especializarse en Estados Unidos. Donde comenzaría una carrera brillante. Hoy es doctor en Fisiología y Biomecánica Humana de la Universidad de Nebraska-Lincoln (2007- 2011) y profesor del Departamento de Ciencias del Ejercicio y Profesiones de la Salud en la U. de Creighton.

 

Durante su visita al Congreso del Futuro en enero pasado conversó con Explora, habló sobre la mano biomecánica que inventó, la llamada “bestia cibernética”, y explicó por qué en lugar de hacerse rico con su creación decidió liberar los planos en internet para que cualquiera pudiese acceder a ella.

 

¿Cómo llegó a crear esta mano biomecánica?

 

Varias cosas llaman la atención, primero el bajo costo, segundo el nombre…

 

Usamos software de modelado de bajo costo para crearla. Le llamamos “bestia cibernética”, Cyborg beast en inglés (cibernético significa un ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos) y fue diseñada utilizando impresoras de escritorio en el Laboratorio de Investigación e Innovación en impresión 3D –el cual dirijo y que recibe fondos de la NASA y el Instituto Nacional de Salud Norteamericano, entre otros-. Se le añade velcro acolchado con espuma y un calcetín para proteger la piel. El costo actual de los insumos es de 50 dólares, unos $34.500, y toma sólo dos horas y media tenerla lista para usar.

Pese al costo parece algo muy complejo. ¿Cómo llegó a trabajar este invento?

 

Mi línea de trabajo era el estudio del rendimiento humano, publiqué cerca de 60 papers en revistas científicas; desarrollé ecuaciones matemáticas para identificar el desarrollo de la fatiga muscular; de regresión para establecer la fuerza de los músculos y muchas cosas así. Todas estas investigaciones fueron hechas con deportistas de todas las edades.

 

Luego, en el verano del 2013 escuché un reportaje en la radio sobre un proyecto sudafricano que usaba impresión 3D para niños sin dedos. Me pareció interesante. Más adelante, mientras jugaba con mi hijo, me di cuenta del impacto que tiene manipular objetos en la motricidad y desarrollo normal de los pequeños. Busqué en Internet este plan que había oído y la verdad noté que tenía muchas fallas, así que decidí desarrollar algo mejor. Me tomó nueve meses diseñar el primer prototipo.

Y decidió enfocarlo en niñas y niños ¿Por qué?

 

Por algún motivo muy extraño, la mayoría del financiamiento para la investigación y desarrollo de próstesis aquí en los EE.UU., está enfocado en veteranos de guerra. Existen muy pocos fondos para los chicos amputados. Creciendo con instituciones como el Instituto Teletón-Chile, todavía no puedo entender la falta de apoyo.

 

¿A qué tipo de investigaciones se está dedicando actualmente?

 

Hace algunos meses atrás me ofrecieron una posición de investigador en el Biomechanics Research Building de la U. de Omaha, en Nebraska. Este es el único centro en el mundo que se dedica 100% a la investigación biomecánica. Cuenta con un equipo multidisciplinario en el cual se mezclan disciplinas de la Física, Matemática, Kinesiología, Ingeniería, Fisiología y Biotecnología para solucionar problemas relacionados con la discapacidad. Es un paraíso de la investigación y se ajusta muy bien con mi modelo de trabajo.

 

En estos momentos estamos desarrollando ortopedia para el tren inferior y próstesis electrónicas para el tren superior. También una máquina de impresión 3D que se va a especializar en la impresión de distintos dispositivos médicos. En resumen, la mayor parte del tiempo lo ocupamos en mejorar las próstesis que estamos investigando, como la nueva generación de la Cyborg Beast.

 

¿Qué motivación hay tras su trabajo científico? ¿Qué lo inspira? ¿Se relaciona con una vocación social o de igualdad de acceso?

 

La motivación y filosofía de mi línea de trabajo se originó en Chile. La pobreza es deprimente, pero también da la oportunidad de entender y valorar las cosas desde una perspectiva diferente. Ahora que estoy en una posición de liderazgo en mi área, lo primero que se me viene a la mente es ayudar a esos que tienen menos recursos u oportunidades.

 

El costo de tener a un hijo o hija con algún tipo de discapacidad es muy alto. Por lo tanto, mi trabajo está destinado a esas personas que necesitan ayuda con ellos y que no tienen acceso a próstesis. En Chile tenemos la fortuna de contar con el Instituto Teletón – institución médica a la que asesora-, pero en otros países no es así. La vocación social y de igualdad de acceso es un componente principal de nuestra línea de investigación.

 

¿Qué se necesita para que la ciencia se acerque más a la gente y sus necesidades?

 

La mejor forma para que la ciencia se acerque más a las personas y sus carencias es que la comunidad científica tenga compasión y vocación social. Hay una cantidad tremenda de talento en la Educación Pública en Chile que se está perdiendo por falta de oportunidades.

 

Lo otro es incrementar las experiencias en la vida real con aplicaciones prácticas. Creo que todos los proyectos de tesis o doctorado deben tener un nexo con servicios de utilidad pública u otras instituciones que se dedican a ayudar a la gente. Los estudiantes graduados deberían tener pasantías obligatorias en entidades con vocación social.

 

¿De qué manera cree que Chile podría potenciar más el desarrollo de las ciencias?

 

Lo más importante es dar oportunidades a personas de escasos recursos para que puedan mejorar su situación educacional. Imagínate la cantidad de niños y niñas que tienen el sueño de hacer algo importante en su vida pero no pueden. Cuando se da la oportunidad a individuos que han pasado por condiciones de pobreza u otro tipo de adversidad con un grado alto de resiliencia, el resultado es sorprendente. Sería un gran avance, una inversión, poder financiar viajes de estudio en el extranjero para estos estudiantes. ¡A mí me interesan mucho estas iniciativas porque creo que el talento está en Chile!

 

¿Qué les diría a estos pequeños talentos?

 

Me gustaría decirles que el fracaso y la desilusión es el camino al éxito. El gusto amargo de equivocarse es la señal que indica que las cosas van por el camino adecuado. ¡Fracasen a diario! Después de miles de fracasos los llamaran científicos.

 

elciudadano.cl